Aprovechando los fines de semana las personas que sostenemos el país en el mes de agosto decidimos ir de viernes a domingo a una casa rural en la localidad de Olvan. Sí, Olvan, yo tampoco lo había oido nunca.
Y la verdad es que el lugar era muy bonito y cargado de posibilidades para disfrutar la montaña y unos paisajes idílicos.
En la misma casa rural estábamos rodeados a todas horas de vacas y sus terneros, no porque estuvieramos en una prado de pasto si no porque estabamos pegados a una granja.
Esto hacía que vivieras el día a día de una vaca ya que podíamos sentir las “campanitas” que llevaban a todas horas y oler la “naturaleza” que salía de ellas dependiendo de la dirección en la soplara el viento.
No todo en ese fin de semana iba a ser estar en la casa y sus alrededores sino que el sábado por la tarde decidimos hacer una salidita corriendo por una via verde que teníamos a escasos 5 km., la Via Verde de Pedret.
Y la verdad es que el lugar era muy bonito y cargado de posibilidades para disfrutar la montaña y unos paisajes idílicos.
En la misma casa rural estábamos rodeados a todas horas de vacas y sus terneros, no porque estuvieramos en una prado de pasto si no porque estabamos pegados a una granja.
Esto hacía que vivieras el día a día de una vaca ya que podíamos sentir las “campanitas” que llevaban a todas horas y oler la “naturaleza” que salía de ellas dependiendo de la dirección en la soplara el viento.
No todo en ese fin de semana iba a ser estar en la casa y sus alrededores sino que el sábado por la tarde decidimos hacer una salidita corriendo por una via verde que teníamos a escasos 5 km., la Via Verde de Pedret.
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