El calor nos hizo pasarlo francamente mal. Mucho sufrimiento para llegar a La Clota, pero más motivación para seguir subiendo hasta las Agulles, donde paramos un minuto escaso para hacer un par de fotos y donde los convencí para subir despues la desfeta, que ya puestos tanto da.
Bajamos por el camino del Románico, bajada técnica i resbaladiza, de las que tanto le gustan a nuestro hombre de hierro. En fin, deseando volver a sufrir.
Unas tres horas en las que el litro y medio de capacidad de mi Camelbak se quedó corto y en las que mi fantasma gris se volvió a portar como una campeona, vaya muslacos!!

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